domingo, 28 de octubre de 2012

Caída de amor

Foto propia
A la Joaquina lo que más le gusta de esta vida, y de cualquier otra, es la sopa.  Lo segundo, los lápices de colores. Los aprieta juntos en una mano, mientras con la otra te hace cachitos la hoja en blanco que le des. Lo hace para contentarte. Porque ella preferiría sólo mirar los colores y que te la rompas tú. Lo tercero, empujar. Pero no empuja con el ánimo de desequilibrar a nadie, lo hace porque es de naturaleza empujona. Eso dice su madre. La Joaquina tiene diecisiete años y huele siempre a bebé. Te sonríe sin mirarte y es su lengua desproporcionada la que le hace cecear las pocas palabras que utiliza, entre las que tiene su lugar preferente, zopa. Pesa más de noventa quilos, tiene poquito pelo y se deja querer. Pero si le preguntas si te quiere ella a ti, y no estás avisado, te empuja y caes seguro. Y eso es que sí.

Esta fue mi propuesta para Creciendo Juntos, en el Segundo Concurso de Microrrelatos sobre Discapacidad. Pinchando podréis leer los micros ganadores y finalistas, y comprobar que el primer premio se lo ha llevado Maria Elejoste de la familia EntC (esa gran cantera de triunfadores). Enhorabuena también desde aquí, María.

sábado, 20 de octubre de 2012

CEREZAS


Le pide un cartucho de cerezas, granates como besos. Y ella, con la visión de la fruta acurrucada en la cárcel de sus dedos grandes, oye por dentro claramente un clic. Un cortocircuito que le hace parpadear seguido, y abrir de nuevo el abanico. Algo más, señora, le dice él. Y a ella, que quisiera decirle qué más querría, sólo le sale por la boca, un par de limones y la cuenta.
En la penumbra fresca del hostal, imagina que son ahora dos puñados de cerezas sus pechos, apresados entre esas manos morenas; que es cautiva, ella entera, de los brazos y piernas del frutero. Y el techo se le cubre de frutos encarnados que maduran, que revientan a un tiempo, que la inundan sin prisa con su jugo. Rojo que le va y le vuelve de dentro a fuera.
Cuando llega el fin del soliloquio de sus dedos, con los mismos abre la ventana. Él está enfrente, ante la puerta de su tienda, mirándola, jugando en su boca con lo que, está segura, es un hueso de cereza.

Este relato fue seleccionado (y van tres) en el pasado mes de septiembre en Esta Noche Te Cuento, cuyo tema fue Como Fruta Madura. Quedó en ese lugar junto a otros cuatro micros estupendos. Uno de ellos de Xavier Blanco (amigo de Simbomba, de batallas y de corazón). Otro de Paloma Hidalgo (una de las grandes). De Fran Rubio (otro que viene arrasando). Y Nieves Martínez (de la gran familia de ENTC). Gracias JAMS, desde aquí. Él es el auténtico responsable de todo esto. Y, en realidad, se llama Juan Morán. Mira tú.

viernes, 12 de octubre de 2012

LA EXPLICACIÓN

Con esa exactitud tan característica de la ciencia, lo que no flota, se hunde sin remedio; lo que no vuela, cae al suelo. La energía, pura o no, nunca se destruye, pero sí se transforma. Y mucho. Y se convierte en otra cosa. Y aunque la recta tiene una dirección, no olvidemos que también posee dos sentidos. De ida, y de vuelta. Todo lo que sube, baja; lo que entra, sale. Y lo infinito sólo está en el cielo. Sólo. Por inercia, todo se mueve o reposa. Y la inercia, créeme, es lo peor. Vamos, para que me entiendas, que he dejado de quererte. De corazón y científicamente.

Bueno, este es el micro con el que participé esta semana en Relatos En Cadena de la SER. Y, por si alguien no se ha enterado, fui el GANADOR semanal!!!! Pinchando en el enlace puedes leer los dos finalistas. Ay, todavía se me seca la boca...
Quiero felicitar a los otros dos concursantes (Ferran Varela y Xavier Blanco). Pero, sobre todo, enviar un fuerte abrazo a Xavi, de CALEIDOSCOPIO, por su gran relato, y porque ganar, teniéndolo a él de rival, eso sí que me da mérito (sólo tenéís que pinchar en su  blog para comprobar lo que digo). Y porque uno de La Simbomba (siendo dos tercios de los finalistas) tenía que ganar y, sin esperarlo, eso me ha tocado a mí. Y a él, alegrarse como sé que ha hecho por un buen amigo.

sábado, 6 de octubre de 2012

CONSENSO

 
En mi escalera las cosas se deciden por consenso. O por puro convencimiento. El mío. Me explico: he decidido que hay que rehabilitar la fachada, así que, antes de exponerlo en una reunión, habré de hacer campaña para asegurarme su aprobación. Por supuesto, acabo convenciendo siempre, si no, no me pondría. Expongo, yo vivo en un primero y no hay ascensor, por tanto, los vecinos a la fuerza han de pasar por mi puerta. Es decir: yo lo controlo todo como en la aduana. Y eso es esencial en mi estrategia. Somos ocho vecinos, y con la del local de abajo, nueve. Por tanto, con cinco que votemos en positivo ya ganamos. Pues bien: la Desi, que es la hija de los del segundo,  se pega unos filetazos tremendos, sin repetir nunca contrincante, justo enfrente de mi puerta, de mi mirilla, para ser más concretos. Y cree, la ilusa, que es casualidad que siempre que triunfa la pille. Así que, ella se encarga de convencer a sus padres de lo que sea menester. Ya somos dos. La del local de abajo insistió en su día en pagarme un tanto por permitirle poner el cartel de “Floristería Loli” en mi balcón y, por supuesto, yo no acepté. Y son tres. Con el del tercero me basta hacerme la encontradiza y felicitarlo por la mujer tan encantadora que tiene. O le pregunto, como por curiosidad, por los años que lleva casado con ella, para tenerlo controlado. A él y a la del cuarto, que es con la que tiene el asunto. Por tanto, somos cinco los que siempre estamos de acuerdo. Aun así, intento asegurarme, para ir sobrada, a mi amiga Lourdes que vive en el quinto que, como lleva una vida sin mácula y no debe nada, tendré que detallarle, para convencerla, una por una, todas las ventajas de adecentar la fachada.
 
Este es el segundo micro enviado  al concurso de La Esfera Cultural, y que fue seleccionado para aparecer publicado en Historias de Portería, el libro que hoy he de ir a buscar a correos, y del que he pegado su portada ahí arriba.