sábado, 28 de abril de 2012

LA PRESA

Al principio siempre se lo toman a broma, y cuando ven que va en serio, ya no pueden hacer nada. Mi madre los trata muy bien y, mientras beben, les habla con mucho cariño. Nosotros, debajo de la mesa, no aguantamos la risa cuando se empiezan a quedar como tontos. Y les pellizcamos las piernas al ver que ya no pueden moverlas. Me gustan esos días, son divertidos. Me chiflan sus caras cuando despiertan, y quemar la ropa. Pero, sobre todo, que mamá nos guarde a los más pequeños las orejas, y que las fría mucho para que crujan.
Foto del concurso

Este relato ha obtenido el TERCER PUESTO en el concurso de En 99 palabras, de Miguel Ángel Molina. Lo que más ilusión me hace es que en esa posición lo han puesto el resto de participantes, compañeros de blog, escritores, amigos muchos. Además, como yo he votado también, sé lo difícil que ha resultado y he visto el nivel que había de calidad. Así que..., me tiemblan los dedos. Muchas gracias, Miguel, muchas gracias a todas y todos.
Voy a hacerme otra tila. 

sábado, 21 de abril de 2012

La ley del saxo

Foto propia
Tocaba siempre en una finca abandonada, salvada de alguna expropiación. Hasta ella se accedía con invitación exclusiva y  un plano del camino. Era abogado y saxofonista. Con las leyes defendía a violadores, asesinos y pederastas; con el saxofón, a los grandes del jazz. Lo del derecho le costó siete años de carrera; lo del instrumento lo consideraba una dación de la naturaleza, un regalo de Dios. Tocando, decía, encontraba los motivos, la razón precisa para defender con ahínco lo indefendible y no abandonar. Comprendí a qué se refería cuando de pronto, como si alguien hubiera apretado un botón, la sala adquirió apariencia de sueño. La música fue volviéndose sublime y las luces dieron relevancia a un fondo que antes no había visto. Entonces, pude descubrir amordazado, sujeto por argollas, con ojos llenos de terror, al último maltratador que él mismo había defendido y que la justicia había dado por prófugo.

Relato seleccionado en el Concurso de Abogados de marzo. Las palabras a incluir eran:
Saxofón, Razón, Dación, Botón, Expropiación.

domingo, 15 de abril de 2012

La perdonamuertes

Mi padre fallecía cada poco. Pero no lo hizo nunca por llamar la atención ni por fastidiar a nadie; simplemente se moría y ya está. Recuerdo que justo antes de expirar sonreía con cierta beatitud y, diciendo adiós con su mano velluda, dejaba de respirar. Lo mismo que la lavadora cuando se pone a centrifugar, poquito a poco y sin más. Mamá se ponía de luto, se apagaba la tele, porque era alegre, y todos llorábamos su partida.
Luego, al volver a la vida, mamá lo recibía enfurruñada por su ausencia; con ese mohín que, según él, la ponía tan guapa. Entonces él la abrazaba y le hablaba al oído de angelitos, ánimas y purgatorios. Ella cedía, nos mandaba a la cama y se les oía cuchichear mucho rato. Papá era un vividor en eso de morir. Y mamá siempre se lo perdonó. Lo hizo hasta la muerte.

Este es el relato ganador en castellano, del mes de marzo del concurso de LA MICROBIBLIOTECA. Lo cuelgo para quienes no lo han leído allí, y para que también luzca aquí en mi blog. La fotográfia es del Certamen.

jueves, 12 de abril de 2012

GANADOR DE MARZO


Hoy me ha llegado un correo en el que se me informa que mi relato LA PERDONAMUERTES es el Ganador de marzo de La Microbiblioteca!!!!

Entro en la web, y es verdad: HE GANADO este mes. Ahora ya estoy más relajado.
Se me acumulan las emociones y la faena. Y las colgaduras. Justo esta tarde me entero también de que LA LEY DEL SAXO ha sido seleccionado en marzo en el Concurso de Abogados. En La Esfera Cultural, ya han colgado también los dos relatos que envié. Tengo pendiente leerme los de los demás, comentar, votar. Lo mismo me ocurre con el concurso de “En 99 palabras”, aunque de estos ya llevo unos cuantos leídos. Los dos ya se pueden leer en sus respectivas webs. Aún no he participado en “Esta Noche Te Cuento”. En cuanto me organice lo cuelgo todo. O me cuelgo yo. Ya veremos. Estoy de reformas del Blog. Si no lo habéis notado, lo digo yo. Y se me juntan con las de la casa. Y creo que con de dentro de mí. Pero esto será para otro “Que digo yo…”. Este era para decir que he ganado en La Microbiblioteca. Y dicho queda. Ahora, me acuesto a celebrarlo.

jueves, 5 de abril de 2012

Por el desagüe

Cuando el agua casi rebosaba de la bañera, no me quedó más remedio que llamar al fontanero. Vino y desmontó el desagüe. En la hora que duró, fue sacando todo lo que atoraba la tubería. Lo primero fue un manojo de incertidumbres, que le hizo mirarme con extrañeza, y a mí, bajar la vista hasta mis zapatos. Seguido sacó enredos de preguntas y tristeza. Posos de indiferencia ajena. Y hasta un embrollo hecho de la vergüenza y del arrepentimiento de no sumarme a aquella huelga que no iba conmigo. Encontró una arandela de miedo, que me vino como anillo al dedo. Y un amasijo de llanto silencioso, de orgullo herido, de pena desbordada. Sacaba mucha rabia enredada y mezclada con todo. Y cachitos de ilusión desgastada, ya transparentes, como vidrio hecho añicos. En ese momento pensé que podía tratarse del mismo desagüe por el que se iban los sueños, y sobre el que había leído en algún sitio.
El fontanero sólo habló lo necesario. Sobre todo suspiraba de tanto en tanto, mientras fue extrayendo cuanto veía. Acabado el trabajo, se negó a cobrarme. Recogió su caja de herramientas, me miró con infinita tristeza y me palmeó el hombro antes de salir. No dije nada, pero supe que su trabajo había sido en vano. Las cosas no parecen mejorar y yo me ducho a diario.
Mi participación para esta 2ª jornada de la PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS, promovida por Miguel Torija y Rosana Alonso.

domingo, 1 de abril de 2012

SIN NORTE

Foto propia
Me acuerdo que a mamá empezaron a darle también vértigos porque se pasaba el día en el sofá. Y porque entonces mi padre la insultaba más seguido. A mi madre la quise siempre, a papá nunca sabía si quererlo o no. Y es que es muy bruto, pero sin darse cuenta. En el mismo juicio pegó un salto y le partió la cara al juez, gritando que a él no le importaba que fuera jurídico, o juicioso. No me acuerdo. Y todo porque me llamó vástago y él se confundió con bastardo, que se ve que es peor. Ahora está en la cárcel.
Yo aquí no estoy mal. Me paso el rato que quiero en el patio mirando los carámbanos hacerse agua. O con la brújula que me regaló Sor Águeda, entretenido buscando el norte. Mientras espero que mamá vuelva de la clínica que quita lo del mareo.

Mi propuesta del mes de febrero en el concurso de abogados. Las palabras fueron: Vértigo, Brújula, Vástago, Carámbano, Jurídico.